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El camino que hicimos juntos, no se podrá borrar,
pues si juntos lo comenzamos, ya no tendrá final.
Y a lo largo de nuestras vidas, tu mano amiga
nunca se separó, de nuestro trabajo y nuestra ilusión.
Nos dirigimos a ti, que aquel Julio de 1984 estuviste con nosotros de campamento junto a la Ermita de la Virgen de la Velilla, a ti que a lo largo de todos estos años, en algún momento, has caminado junto a nosotros, y también a ti que has compartido este último campamento. Y es que sois muchos los que habéis dejado vuestras huellas junto a las nuestras.
¿Recuerdas cuando nuestra cocina era una simple tienda grande?, ¿o nuestro comedor tenía por hierros los árboles y por techo las copas de éstos?, por no hablar de las letrinas que eran de madera y con cortinas, por luz teníamos el lumigás, que en alguna ocasión nos dio un susto. ¿Duchas? ¿Qué era eso? Al principio ni pañoletas ni bandera teníamos y la camiseta más uniforme que tuvimos fueron unas que nos regalaron y que ponían “Aventura 92”. ¡Cómo han cambiado las cosas! Los participantes más recientes no se lo pueden ni imaginar.
¿Te acuerdas de aquellas largas marchas en las que no veíamos el final o en las que nos perdíamos andando de más? Para hacerlo más ameno contábamos elefantes en la tela de araña. ¿Y los fuegos de campamento? Toda una tarde buscando leña para que en pocos minutos la noche volviese a hacerse oscura. Y qué me cuentas de los primeros días de campamento haciendo sombrajos y carteles. Por no hablar de las siestas bajo los chopos llenas de ideas para salir por la noche a gastarle alguna broma a los monitores o a los compañeros, lo malo era cuando te pillaban y te pasabas un largo rato corriendo o pegado a un árbol. ¡Cómo nos costaba preparar el día de padres!
¿Y las horas en “las casetas” de chistes, cotilleos, aventuras…? Siempre encontrabas la forma de cambiarte de tienda para echarte unas risas con los otros compañeros.
¡Cuántos recuerdos! ¿verdad?, podríamos escribir montones de hojas con todo lo que has pasado junto a nosotros y con cientos de anécdotas en las guerras de esterillas, en los juegos, en los castigos, en las comidas, en las marchas, en las excursiones, en las acampadas, en las tardes en Verdemar, en los festivales de navidad en la Cooperativa del Campo, en el teatro…
¿Ves cómo tus huellas están en nuestro camino? No importa que sólo hicieses un tramo o un largo camino, mucho mejor si te has llevado algún buen amigo, al que sólo te pudo unir nuestro recorrido juntos.
Así que no lo olvides: “el camino que hicimos juntos no se podrá borrar”…
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